BARRANQUILLA.- Actitud. Eso es lo que necesita exhibir Boca esta tarde para salir adelante de una situación compleja en la Copa Libertadores. Lo sabe todo el plantel y lo ratifica ante los micrófonos Pablo Pérez: “No me esperaba este escenario. Más allá de que tuvimos bajas muy importantes como la de Fernando (Gago) y la de Pipa (Benedetto), y también fuimos perdiendo a otros jugadores en el camino, el equipo fue respondiendo bien. No nos imaginábamos estar en esta situación, pero tenemos que dejar todo para ganarle a Junior. Más allá de lo táctico y de la concentración, precisamos mucha actitud. Lo que queremos todos en el club es seguir en la Copa.”
Si el partido de hace una semana frente a Palmeiras era fundamental para las aspiraciones de Boca en la Copa Libertadores, el de esta tarde, en esta ciudad y ante Junior, es decisivo. La derrota en la Bombonera contra el Verdao no deja margen de error. El conjunto de la Ribera tiene la necesidad de ganar, para encauzar su clasificación a octavos de final, y a la vez la obligación de no perder, para no quedar eliminado en la fase de grupos, algo que no sufre desde hace 24 años.
Boca irá en busca de un triunfo que lo vuelva a catapultar como candidato a ganar la Copa Libertadores. Que le devuelva la mística y la estirpe copera que fue su marca registrada en la década anterior. Justo en esta ciudad, donde se respira épica argentina. Donde en mayo de 1986, con Diego Maradona a la cabeza y luego de un opaco 0 a 0 con Junior, se gestó el grupo que poco más de un mes después ganó la Copa del Mundo en México. En donde en noviembre de 2011 Lionel Messi, durante el entretiempo de un partido complicadísimo ante Colombia por las Eliminatorias 2014, se erigió como el líder del equipo que Alejandro Sabella condujo al subcampeonato del mundo en Brasil 2014.
En Barranquilla, Boca tiene una cita muy importante con la historia. Lo sabe. Y está listo para afrontarla.