Joao Peixoto Dos Santos Neto se recibió de médico en la Universidad de Morón y después de trabajar en Buenos Aires se mudó a Bariloche para formar parte de una empresa de emergencias. Pero su vida dio un radical giro de 180 grados cuando se enteró, en 2018, que un compañero suyo de la facultad se había hecho pasar por él para trabajar en un hospital de Cañuelas, sin estar recibido.

Nori (con el círculo número 1) y Dos Santos (con el número 2), durante sus estudios en Morón.
El joven brasileño Felipe Nori había falsificado su DNI, su matrícula y hasta su diploma para aparentar ser Dos Santos Neto en el centro de salud Dr. Ángel Marzetti.
Al enterarse de lo que estaba pasando en Buenos Aires, Joao radicó una denuncia penal en una comisaría de Bariloche.
A partir de la cobertura mediática muchas personas entendieron que él también era un “médico trucho”.
Así en enero de este año tuvo que volver a Brasil. Ya no podía conseguir trabajo en la Argentina. Desde entonces, vive en el estado de Goiás y trabaja en un hospital público.
Mientras tanto, Dos Santos Neto espera que la Justicia avance en la causa.
“No logro tener paz interior. Mi imagen fue vilipendiada en todos los medios y redes sociales. Eso me costó mi vida amorosa, mi trabajo. Volví a Brasil destruido. El daño a mi persona es irreparable”, expresóen una entrevista.
En esta misma línea, criticó que Nori siga en libertad. “La Argentina le dio la posibilidad de trabajar, estudiar, casarse. Sin embargo, lo usó para delinquir y arruinarme la vida“, aseveró. “Lo que más me desvela es que no actuó solo. Fue ayudado por un sistema poderoso, corrupto e inescrupuloso creado por la Municipalidad de Cañuelas”.
Nori fue acusado solamente de “ejercicio ilegal de la medicina y falsificación de documentación”, sino que además deberá enfrentar la reapertura de la investigación por la muerte de una mujer en la ambulancia que estaba a su cargo, Santos Margarita Serrano. Su familia denunció que murió en agosto de 2017 por un paro cardíaco. “Según la enfermera y el chofer, Nori no le practicó las maniobras de reanimación ni le suministró ninguna droga para revertir el paro. No le dieron ni suero ni oxígeno. Mi mamá murió en el camino”, había detallado su hija, María Marcelina Avellaneda.