Los responsables de la institución llegaron esta mañana y se encontraron con la desagradable sorpresa.
En una simple mirada se comprobó la magnitud del ataque: aberturas rotas, muebles destrozados y un sinnúmero de faltantes.
Los delincuentes se llevaron todos los elementos considerados de valor: herramientas, pequeños electrodomésticos, y varios kilos de leche destinados al comedor social que funciona en el lugar.
Los ladrones se llevaron hasta la ropa del sacerdote.
También atacaron la sacristía, llevándose los objetos litúrgicos.