El bloqueo cruzado en el Congreso por la ampliación de subsidios sanitarios y la reversión de recortes a programas sociales provocó la suspensión de servicios federales
WASHINGTON.- Por primera vez desde finales de 2018, en la primera gestión de Donald Trump, el gobierno de Estados Unidos cerró esta madrugada -lo que se conoce como shutdown-, luego de que los demócratas y republicanos no alcanzaran un acuerdo en el Congreso para extender la financiación a las agencias federales, lo que empezó a generar severas complicaciones para millones de norteamericanos y abrió la posibilidad de despidos masivos por parte de la administración republicana.
Mientras aún es incierto cuánto tiempo podría durar el shutdown, el vicepresidente JD Vance culpó a los demócratas por el estancamiento en las negociaciones para mantener abierto el gobierno y advirtió que probablemente habrá despidos del personal federal si el cierre del gobierno continúa, aunque sugirió que se centrarían en mantener los servicios esenciales.
“Seamos honestos, si esto se prolonga vamos a tener que despedir gente”, expresó el vicepresidente en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.
En la misma sala, la secretaria de Prensa, Karoline Leavitt, dijo luego a los periodistas que esos despidos eran “muy probables”. El cierre del gobierno “es el arma política de los demócratas contra las familias estadounidenses”, fustigó. La oposición se mantiene firmes en sus demandas de extender los subsidios a la atención médica.
Al entrar en shutdown, muchas de las funciones gubernamentales, desde servicios de préstamos para pequeñas empresas hasta el funcionamiento de edificios oficiales y parques nacionales, permanecerán suspendidas hasta que los legisladores aprueben más fondos. El trabajo federal, vital para la seguridad nacional, continuará, aunque unos 750.000 empleados no recibirán su salario.
Está previsto que los programas de atención médica Medicare y Medicaid continúen, aunque la escasez de personal podría ocasionar retrasos en algunos servicios, advirtieron funcionarios del Congreso. “No queremos que se cierre” el gobierno, había dicho Trump en la Casa Blanca antes de la fecha límite de la medianoche de Washington.
Este cierre es el primero desde 2018-2019 y el cuarto de los dos mandatos de Trump (2017-2021 y el que empezó el pasado 20 de enero). En aquel momento, el shutdown duró 35 días, por el enfrentamiento entre los demócratas y republicanos en el Congreso por la demanda de Trump de financiar un muro en la frontera sur con México.
En esta ocasión, los funcionarios de la Casa Blanca han señalado planes para utilizar las agencias cerradas como una forma de reestructurar profundamente el gobierno federal y consolidar el poder bajo la presidencia del líder republicano.

El director de la Oficina Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, Russell Vought, ordenó a las agencias que consideraran despidos masivos en lugar de implementar licencias temporales. Además, las instrucciones a las agencias de su oficina incluyen revisar las subvenciones federales.
El cierre del gobierno comenzó a las 0.01 (hora de Washington) después de que los demócratas del Senado bloquearan un parche de financiamiento temporal diseñado para dar a los legisladores más tiempo para negociar proyectos de ley de gastos para todo el año, que la Cámara -controlada por el Partido Republicano- ya había aprobado.
Como consecuencia del shutdown, muchas oficinas federales cerrarán, posiblemente de forma permanente, ya que Trump prometió “hacer cosas irreversibles” como represalia. El presidente ha advertido que su administración podría centrarse en programas importantes para los demócratas, “recortando cosas que les gustan, recortando programas que les gustan”.
“Se arriesgan con el cierre”, dijo Trump en el Salón Oval, en referencia a los demócratas. “Debido al cierre, podemos tomar medidas en el ámbito médico y de otras maneras, incluyendo las prestaciones sociales. Podemos recortar a un gran número de personas. No queremos hacer eso, pero no queremos fraude, despilfarro ni abuso”, advirtió.
El líder de la minoría del Senado, el demócrata Charles Schumer (Nueva York), y el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, el demócrata Hakeem Jeffries (Nueva York), se reunieron con Trump el lunes en la Casa Blanca. Exigieron que los republicanos extendieran los subsidios al seguro de salud de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (Affordable Care Act, conocida como Obamacare) y revirtieran los recortes a los programas de red de seguridad social promulgados en el último proyecto de ley de presupuesto de la Casa Blanca. Schumer afirmó que las dos partes tenían “diferencias muy grandes”.
Los líderes republicanos del Congreso consideraron inviables las demandas de los demócratas y las negociaciones para evitar el cierre del gobierno se estancaron.
Vance, que había acusado a los demócratas de tomar al gobierno como rehén para obtener victorias en la política sanitaria, esta tarde manifestó su disposición a negociar con la oposición sobre la atención médica, pero solo después de que se ponga fin al shutdown.
“El presidente estuvo más que dispuesto a decir: ‘Sí, sentémonos a hablar sobre cómo podemos resolver la crisis de la atención médica que heredamos de la administración de Joe Biden’”, declaró Vance, en referencia a una reunión de Trump con líderes demócratas a principios de esta semana.
Cómo fueron las votaciones
En votaciones consecutivas en el Senado que reflejaron la fuerte disputa por la financiación del gobierno federal, cada partido bloqueó la propuesta de gasto provisional del otro, tal como lo habían hecho a principios de mes.
Con 55 votos a favor y 45 en contra, el plan republicano, que extendería la financiación hasta el 21 de noviembre, no alcanzó los 60 votos necesarios para su aprobación. Los republicanos también bloquearon el plan demócrata, que extendería la financiación hasta finales de octubre y añadiría más de un billón de dólares al gasto sanitario, con 47 votos a favor y 53 en contra.
Este miércoles, los líderes del Congreso no lograron superar el estancamiento. Tanto republicanos como demócratas exigieron que la otra parte cediera, y hubo votaciones con resultados idénticos.
La feroz disputa en Washington llevó a los líderes republicanos del Senado celebrar las votaciones como parte de lo que prometieron sería un esfuerzo diario para obligar a los demócratas a manifestarse públicamente en contra de la ampliación de la financiación gubernamental.
“La base de extrema izquierda demócrata y los senadores de extrema izquierda han exigido un enfrentamiento con el presidente”, afirmó el senador republicano John Thune (Dakota del Sur), líder de la mayoría en la cámara.
Los demócratas dijeron que estaban decididos a continuar el enfrentamiento hasta que los republicanos cedieran a sus demandas, que incluyen la extensión de los subsidios de Obamacare que expirarán a fin de año, así como la reversión de los recortes a Medicaid y otros programas de salud que los republicanos incluyeron en la legislación de recortes de impuestos.
Los demócratas creen que su campaña de salud es lo que el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, describió como un asunto “moral”, aunque están surgiendo grietas dentro del partido. La votación en el Senado sobre el plan republicano para financiar al gobierno sin los subsidios a la salud fracasó, pero obtuvo cierto apoyo demócrata.
“Ciertamente rezo para que entren en razón”, dijo el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, flanqueado por líderes de su partido en el Capitolio.
“El gasto del gobierno federal demuestra las prioridades de nuestro país”, señaló Rachel Snyderman, exfuncionaria de presupuesto de la Casa Blanca y directora general de política económica del Centro de Política Bipartidista, un centro de estudios con sede en Washington. Los cierres, añadió, “solo generan costos económicos, miedo y confusión en todo el país”.